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Mujer e infancia | |||
“Darle a un niño de 14 año un móvil de última generación es como darle a un menor de 18 años un coche deportivo sin enseñarle a conducir” |
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Por Felipe Carrasco | |||
Educar en el uso correcto de las nuevas tecnologías es la mejor manera de evitar la parte amarga de las redes sociales como el ciberacoso, grooming o sexting |
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Ciberacoso, grooming o sexting si es padre, educador o tiene a su cuidado menores y desconoce el significado de estas palabras, es posible que no esté preparado para hacer frente a un problema de ciberacoso. Así lo han puesto de manifiesto los expertos participantes en el 64º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP) celebrado estos días en Valencia. A este respecto, tanto la doctora María Angustias Salmerón Ruiz, pediatra de la Unidad de Medicina de la Adolescencia de La Paz y experta en nuevas tecnologías de la AEP, como Esther Aren, delegada provincial de Participación Ciudadana de Madrid, han coincidido en destacar la necesidad e importancia de “hablar el lenguaje tecnológico de los menores, como forma de entenderse con ellos, ganar su confianza y de esta manera, poder prevenir e intervenir a tiempo en caso de detectar cualquier acoso fruto del uso indebido de las redes sociales”. En este sentido, la doctora Salmerón asegura que si bien es cierto que “en su mayoría, la generación de adultos actual, no es una generación ‘digital’, en definitiva estamos hablando de algo tan ‘clásico’ como educar en valores: el respeto a los demás, a la dignidad propia y del otro, la educación, la empatía, etcétera, solo que aplicado a un entorno diferente”. Durante los años de juego libre, es decir, desde el nacimiento hasta los 2 años aproximadamente, “el uso de las nuevas tecnologías debería ser nulo”, explica la doctora Salmeron. A partir de esta edad (5 o 6 años) “se debe iniciar a los niños en el uso de las nuevas tecnologías a través de una navegación compartida mediante la cual se le vaya explicando el funcionamiento de cada herramienta, cada red social, los peligros que puede encontrar y cómo debe hacerles frente, los perfiles en las redes sociales han de ser familiares o compartidos por el menor y un adulto”, afirma esta experta. A partir de los 10 años, concluye, “la navegación compartida es más complicada puesto que el menor exige más autonomía, es el momento de alertarle muy bien de los riesgos y ofrecerle confianza absoluta para que pueda exponer todas sus dudas y contarnos aquello que le preocupa”. A este respecto la doctora Salmerón asegura que no hay una respuesta correcta “puesto que depende de la madurez y formación digital de cada niño”. A este respecto, lo ideal sería preguntar: “¿Está preparado el niño? ¿Sabe qué debe y qué no debe hacer? ¿Es consciente de que lo que haga dejara una huella digital? ¿Será capaz de manejar con éxito su identidad digital? Es interesante en este punto, explica Esther Aren, “reparar en el hecho de que redes sociales como Whatshap o Instagram exigen para darse de alta ser mayor de 16 años en una y mayor de 14 años en la otra, sin embargo, nos innumerables los menores que manejan ambas herramientas, ¿saben sus padres que los responsables últimos de lo que se escriba o suba en estas plataformas son ellos como tutores legales? Igual si fueran conscientes impondría a sus hijos unas mejores y mayores medidas de protección y control”. En este sentido, asegura Esther Aren “darle a un niño de 14 año un móvil de última generación, sin mostrarle cómo manejarlo con precaución, es como darle a un menor de 18 años un coche deportivo sin enseñarle a conducir”. Con respecto a esa intervención por parte del adulto, el doctor Antonio Jurado, presidente del Comité científico del Congreso, pone de manifiesto las carencias que, desde el área de la Pediatría, existen al respecto. En este sentido, la experta aboga por cubrir en las revisiones de los menores todos los espectros de la prevención en redes sociales. “En un primer momento, deberíamos hablar con los padres y los menores, igual que hablamos de la seguridad en el hogar o en el coche, de la seguridad, los riesgos y los beneficios en las redes sociales. En una prevención secundaria, deberíamos acompañar a las familias, en tanto en cuanto, prestar atención y adelantarnos a la hora de percibir los primeros síntomas que pueden alertar que un paciente está sufriendo ciberacoso: tristeza, desinterés, bajo rendimiento escolar, introversión, etcétera. Y en un tercer escalón, diagnosticar y tratar de manera eficaz la depresión o la tendencia al suicidio que puede llegar a provocar el acoso”. |
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