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Mujer e infancia | |||
Como criar hijos que sean buenas personas, según Harvard |
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Por Pablo del Caso | |||
“Hacer de la solidaridad algo común” |
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Según estudios realizados en el marco de proyecto Making Caring Common (“Hacer de la solidaridad algo común”), una iniciativa de la Escuela de Educación de Harvard, reveló que la mayoría de los jóvenes, sin distinción de raza, cultura o sector socioeconómico, considera que son mucho más importantes los aspectos del éxito personal –los logros académicos o la felicidad individual– que el interés por los demás. Esto, aseguran los psicólogos y pedagogos responsables de la iniciativa, es la muestra de un claro fracaso educativo: “Los valores de nuestra juventud se han torcido, y los mensajes que los padres están transmitiendo quizás sean la clave del problema”. Los padres tienden a dar prioridad a los logros y felicidad de sus hijos por sobre la preocupación que sus hijas puedan tener respecto a los demás. Pero los chicos necesitan aprender a equilibrar sus necesidades con las de los otros, desarrollando la empatía y la solidaridad como valores fundamentales de una comunidad. Por ejemplo, antes de que nuestros hijos dejen a un equipo deportivo, banda, o se alejen de un amigo, debemos pedirles que consideren sus obligaciones con el grupo o el amigo y animarles a resolver los problemas antes de alejarse. Nunca es demasiado tarde para ser una buena persona, pero no va a suceder por sí solo. Los niños necesitan practicar el cuidado de los demás y expresar gratitud por aquellos que se preocupan por ellos y contribuir a la vida de otros. Los estudios demuestran que las personas que tienen el hábito de expresar la gratitud son más propensos a ser útiles, generoso, compasivo y piadosos, y también son más propensos a ser felices y saludables. Ampliar el círculo de preocupación de los hijos. Casi todos los niños se preocupan por el pequeño círculo que forman sus familias y amigos. Nuestro reto es ayudar a nuestros hijos a aprender a preocuparse por alguien fuera de ese círculo, como el nuevo de la clase, alguien que no habla su idioma o alguien que vive en un país lejano. Los niños aprenden los valores éticos observando las acciones de los adultos que ellos respetan. También aprenden los valores de pensamiento a través de dilemas éticos con los adultos, por ejemplo, “¿Debo invitar a un nuevo vecino a mi fiesta de cumpleaños a pesar de que a mi mejor amigo no le cae simpático?” Ser un modelo de conducta moral significa que tenemos que practicar la honestidad y la justicia. Pero no significa ser perfecto todo el tiempo. Para ganarnos el respeto y la confianza de los chicos, necesitamos reconocer nuestros errores y defectos. También tenemos que respetar el pensamiento infantil y escuchar sus puntos de vista, lo que demuestra que queremos involucrar a otros en nuestra óptica. Guiar a los chicos en el manejo de los sentimientos A menudo, los chicos (y los adultos, obviamente) se sienten abrumados por la ira, la vergüenza, la envidia, u otros sentimientos negativos. Tenemos que enseñar a los niños que todos los sentimientos están bien, pero que algunas formas de tratar con ellos no son útiles. Los niños necesitan nuestra ayuda para aprender a hacer frente a estos sentimientos de manera productiva. Los menores son también, desde muy pequeños, filósofos morales, y se plantean constantemente cuestiones éticas. Cuando los adultos fomentan este tipo de digresiones, colocan la injusticia en el radar de los niños, algo que les ayuda a saber cuáles son sus responsabilidades respecto a los demás y ellos mismos. |
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