El envejecimiento actual se caracteriza por una mayor longevidad y mejor calidad de vida en comparación con décadas anteriores, aunque persisten áreas que requieren mejora en nuestros estilos de vida. Es crucial mantener la calidad de vida en personas mayores, especialmente a partir de los 60 años, cuando aumentan las discapacidades. Los estilos de vida saludables, que incluyen ejercicio regular, alimentación equilibrada y socialización, son fundamentales para garantizar recursos de salud y bienestar. La propuesta de "envejecer con vitalidad" busca cambiar la percepción negativa sobre la vejez y fomentar la participación activa de los mayores en la comunidad. La atención no debe centrarse solo en medidas asistenciales, sino también en promover un envejecimiento activo y saludable.
El envejecimiento de la población ha cambiado notablemente en las últimas décadas. Hoy en día, se vive más tiempo y en mejores condiciones que en el pasado. Sin embargo, persisten numerosos aspectos que requieren atención para mejorar nuestros estilos de vida. En este contexto, una de las prioridades para los próximos años será garantizar una calidad de vida adecuada para quienes alcanzan la vejez. Se estima que después de los 60 años, la frecuencia de discapacidad se duplica, y a partir de los ochenta, se triplica. Esta realidad demanda un esfuerzo significativo por parte de la ciencia y los profesionales de la salud para incrementar el bienestar de estas personas.
A menudo, a lo largo de nuestra vida, no somos plenamente conscientes del impacto que nuestros estilos de vida tienen sobre nuestra salud. Los estilos de vida abarcan un conjunto de actitudes y comportamientos que adoptamos individual o colectivamente para satisfacer nuestras necesidades como seres humanos y alcanzar nuestro desarrollo personal. La necesidad de adoptar estilos de vida saludables es crucial, ya que garantizan recursos para la salud y mejoran la calidad de vida.
Un estilo de vida saludable incluye hábitos como la práctica regular de ejercicio, una alimentación equilibrada, el disfrute del tiempo libre, actividades sociales y un adecuado descanso. Por el contrario, un estilo poco saludable puede ser responsable de diversas enfermedades debido a factores como el consumo de sustancias tóxicas (alcohol y drogas), el tabaquismo, el sedentarismo y la exposición a contaminantes. Según Ramón Mora Ripoll, “el estilo de vida es uno de los mayores condicionantes sobre el estado de salud de la población en los países desarrollados.”
Junko Tarahashi, autora del libro “El método japonés para vivir 100 años”, sostiene que el objetivo no es solo vivir mucho tiempo, sino disfrutar cada momento. Para alcanzar la felicidad es fundamental contar con calidad de vida e independencia. Tal como ella expresa: “… si uno no es feliz, si no tiene calidad de vida e independencia para las ABIVD, vivir mucho tiempo será doloroso …”.
La propuesta actual se centra en un modelo que promueve “envejecer con vitalidad”, integrando actividad física, psicológica y social. Este enfoque positivo desafía prejuicios y estereotipos negativos asociados a la vejez que aún persisten entre algunos profesionales del ámbito sociosanitario. Aunque se siguen recetando medicamentos cuando son necesarios, hay una parte del sistema que parece olvidar que muchas causas de muerte y discapacidad están relacionadas con los estilos de vida.
No debemos limitar el enfoque hacia la vejez únicamente a medidas asistenciales o protectoras; también es esencial fomentar la participación activa de las personas mayores en la comunidad. Esto no solo responde a una cuestión social justa sino también al reconocimiento del valor que aportan estos individuos a nuestra sociedad.
El mensaje central del artículo podría resumirse en un verso del poeta Dylan Thomas: “… no entres dócilmente en la noche callada; que la vejez debiera delirar y arder al fin del día… opónte, opónte furioso a la luz que se extingue…”.
Los estilos de vida saludables son necesarios porque garantizan recursos de salud y mejoran la calidad de vida.
Un estilo de vida saludable incluye hábitos como la práctica habitual de ejercicio, una alimentación saludable, el disfrute del tiempo libre, actividades de socialización y horas adecuadas de descanso.
Un estilo de vida poco saludable puede ser causa de numerosas enfermedades debido a acciones relacionadas con el consumo de sustancias tóxicas, el tabaquismo, el sedentarismo y la exposición a contaminantes.
Según Junko Tarahashi, el objetivo no es solo vivir mucho tiempo, sino disfrutar de la vida. La calidad de vida e independencia son esenciales para la felicidad.
Se propone un modelo de "envejecer con vitalidad", que incluye actividad física, psicológica y social, enfrentando prejuicios y estereotipos negativos sobre la vejez.
No solo se deben promover medidas de protección social y asistencial, sino también procurar medios para que las personas mayores participen activamente en la vida comunitaria.