En la región de Kivu, en el este de la República Democrática del Congo, la atención médica se ha vuelto cada vez más inaccesible debido a la escasez de medicamentos y la fuga de profesionales de salud. Un estudio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) revela que el 85% de las instalaciones sanitarias carecen de medicinas esenciales y que el 40% han perdido personal médico. La violencia armada y la falta de financiamiento para organizaciones humanitarias son factores clave en esta crisis. Los pacientes, incluidos mujeres y niños heridos, enfrentan grandes dificultades para recibir atención adecuada, con muchos obligados a recorrer largas distancias bajo riesgo. El CICR destaca la necesidad urgente de soluciones para garantizar el acceso a servicios médicos y proteger al personal sanitario en medio del conflicto.
En la región de Kivu, al este de la República Democrática del Congo, la situación sanitaria se torna cada vez más crítica. Un reciente estudio realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en septiembre de 2025 revela que el 85% de las instalaciones de salud carecen de medicamentos esenciales y que aproximadamente el 40% ha experimentado una fuga significativa de profesionales médicos. Este alarmante deterioro es consecuencia directa de la violencia armada y la interrupción de actividades humanitarias debido a la falta de financiamiento.
La atención médica se ha vuelto un desafío monumental para aquellos que sufren heridas por arma, especialmente mujeres y niños. El doctor Hippolyte Ten, coordinador adjunto de Salud del CICR, expresa su preocupación: “Cuando una persona logra llegar a un centro de salud, a menudo no encuentra personal calificado o los medicamentos necesarios para su tratamiento”.
El acceso a los centros médicos se complica aún más por los combates en curso, lo que obliga a muchos pacientes a recorrer largas distancias a pie, poniendo en riesgo sus vidas. Desde principios de año, más del 70% de las instalaciones sanitarias consultadas han recibido heridos por armas.
Las organizaciones humanitarias que apoyan estas estructuras han tenido que reducir o suspender sus operaciones debido a la falta de fondos. La inseguridad también dificulta el transporte seguro de medicamentos disponibles, que son cruciales y deberían ser gratuitos. Estos incluyen vacunas, antipalúdicos y tratamientos para VIH y tuberculosis.
Pierre, director de un centro hospitalario en Kivu del Sur, señala: “Acceder a Bukavu para adquirir medicamentos es complicado. Además del costo del transporte, enfrentamos múltiples gastos en puntos de control establecidos por grupos armados”.
A medida que aumentan los desplazamientos internos, las instalaciones médicas se ven sometidas a una presión creciente. Según el CICR, el 91% de las instalaciones en Kivu del Norte y Kivu del Sur han recibido más de 5.000 personas desplazadas desde enero de 2025. Muchos llegan sin recursos económicos y enfrentan dificultades para acceder a atención médica.
"Hemos perdido todo lo que teníamos", lamenta Plamedi, un desplazado en Kivu del Sur. "Muchos no pueden costear un viaje al hospital y prefieren quedarse en casa enfermos". Esta realidad contribuye al alto índice de mortalidad entre la población civil.
El derecho internacional humanitario establece que los heridos deben tener acceso a atención adecuada y que tanto el personal como las instalaciones deben ser protegidos. Sin embargo, las partes en conflicto tienen la responsabilidad primordial de satisfacer las necesidades básicas de aquellos bajo su control.
A medida que la crisis persiste, se hace urgente establecer acuerdos entre todas las partes involucradas para garantizar el acceso continuo a servicios médicos vitales. El CICR se ofrece como intermediario neutral para facilitar el transporte seguro de medicamentos.
A causa del clima inseguro y la proximidad a los enfrentamientos, muchos trabajadores sanitarios se ven obligados a abandonar sus lugares habituales. Algunas estructuras han tenido que reubicarse para seguir brindando atención mínima. Tanende Sumaili, enfermero principal en Ramba, comenta: “Nuestro centro ahora está ubicado 15 km más lejos; operamos desde una oficina dentro de una escuela”.
A pesar del esfuerzo del personal médico comprometido con su labor, solo cuatro de las 45 instalaciones afectadas por la fuga profesional han logrado recuperar parte de su equipo gracias al apoyo humanitario.
François Moreillon, jefe del CICR en República Democrática del Congo, destaca que más del 80% de las estructuras sanitarias dependen únicamente del compromiso individual del personal para funcionar adecuadamente. Ante esta situación alarmante, el CICR hace un llamado urgente para buscar soluciones efectivas que garanticen no solo el funcionamiento adecuado sino también la protección necesaria para todos los involucrados en la atención sanitaria.
Aclaración para medios:
This is the second assessment conducted by the ICRC regarding health systems in eastern DRC this year...
Cifra | Descripción |
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85% | Porcentaje de instalaciones de salud que carecen de medicamentos. |
40% | Porcentaje de instalaciones que han sufrido fuga de profesionales de la salud. |
70% | Porcentaje de instalaciones que han recibido heridos por armas desde principios de año. |
91% | Porcentaje de instalaciones médicas que han recibido más de 5,000 personas desplazadas internas desde enero de 2025. |
80% | Porcentaje de estructuras de salud que no reciben apoyo del sector humanitario. |
La atención de salud en Kivu se ha vuelto cada vez más inaccesible debido a la escasez de medicamentos en el 85% de las instalaciones y una fuga de profesionales de la salud en el 40% de ellas, agravada por la violencia armada y la falta de financiamiento para organizaciones humanitarias.
Los pacientes, especialmente aquellos heridos por armas, enfrentan grandes dificultades para acceder a los centros de salud debido a los combates y las complicaciones para atravesar las líneas del frente. Muchos deben caminar largas distancias y, a menudo, no encuentran personal calificado o medicamentos esenciales al llegar.
El conflicto armado ha llevado a que muchas organizaciones humanitarias reduzcan o interrumpan sus actividades por falta de fondos. Además, la inseguridad dificulta el transporte de medicamentos a los centros de salud, lo que agrava aún más la escasez.
Las partes en conflicto tienen la obligación prioritaria de satisfacer las necesidades básicas de la población bajo su control, incluyendo el acceso a atención médica. La cooperación entre actores humanitarios y las partes en conflicto es esencial para garantizar que los servicios de salud no se vean afectados por el conflicto.
El CICR ha estado apoyando estructuras sanitarias mediante donaciones y kits médicos, así como facilitando el tratamiento de heridos. También están trabajando para garantizar el transporte seguro de medicamentos y proteger al personal médico y las instalaciones sanitarias.