Un estudio pionero del IIS Biogipuzkoa y la Universidad de Zaragoza revela que nunca es tarde para hacer ejercicio, incluso a los 100 años. La investigación demuestra que el entrenamiento físico puede mejorar la fuerza y la autonomía en personas centenarias. Durante tres meses, 19 participantes realizaron un programa de entrenamiento de fuerza, mostrando mejoras significativas en su capacidad funcional y biomarcadores de fragilidad. Los resultados indican que el ejercicio no solo fortalece los músculos, sino que también impacta positivamente en la calidad de vida, permitiendo a los ancianos realizar actividades cotidianas con mayor independencia. Este hallazgo subraya la importancia del ejercicio en el envejecimiento saludable y sugiere que es posible mantener y mejorar la funcionalidad en edades avanzadas. Para más información, visita el enlace: https://biblioteca.cibeles.net/nunca-es-tarde-para-hacer-ejercicio-incluso-a-los-100-anos-se-puede-recuperar-fuerza-y-autonomia/.
El ejercicio físico puede ser un factor transformador en la vida de las personas, incluso a los 100 años. Investigadores del IIS Biogipuzkoa, en colaboración con la Universidad de Zaragoza y el CIBER, han demostrado que la actividad física no solo es beneficiosa en la vejez, sino que puede mejorar notablemente la calidad de vida de los centenarios.
La investigación, publicada en el Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle, ha sido considerada pionera a nivel mundial. Los hallazgos indican que la capacidad funcional de los ancianos se puede mantener e incluso mejorar mediante el ejercicio físico, independientemente de su edad avanzada.
El estudio se llevó a cabo con 19 participantes centenarios, donde 12 completaron un programa de entrenamiento. Durante tres meses, los sujetos realizaron ejercicios de fuerza utilizando pesas y su propio peso corporal, con sesiones que comenzaron en 20 minutos y alcanzaron hasta 45 minutos. Los resultados mostraron mejoras significativas en las escalas de fragilidad y capacidad funcional, además de cambios positivos en biomarcadores relacionados con la fragilidad.
Bajo la dirección de Ander Matheu del IIS Biogipuzkoa y Nuria Garatachea de la Universidad de Zaragoza, este trabajo contó con la colaboración de equipos del CIBER y servicios geriátricos de hospitales como los de Albacete y Toledo.
El Dr. Matheu afirma: “Este estudio confirma que la capacidad funcional se puede mantener y mejorar con ejercicio físico incluso en las edades más avanzadas”. Por su parte, la Dra. Garatachea enfatiza: “Nunca es tarde para comenzar a entrenar”, añadiendo que el ejercicio puede cambiar radicalmente la vida incluso a una edad tan avanzada.
Los investigadores resaltan el compromiso mostrado por los participantes. Más allá de los datos cuantitativos, los efectos se reflejan claramente en su día a día. Un hombre centenario compartió su experiencia: “Ya bebo agua porque ahora puedo ir yo solo al baño”. Asimismo, una mujer que inicialmente usaba silla de ruedas logró levantarse sin ayuda gracias al programa.
Los centenarios suelen llegar a esta etapa con un estado físico frágil. Estudios internacionales han evidenciado que intervenciones físicas pueden revertir esta fragilidad y mejorar su funcionalidad. El Dr. Matheu señala lo difícil que fue reunir a suficientes participantes para este estudio: “De cada 100 000 habitantes, solo 11 tienen 100 años o más”.
Aparte del impacto funcional observado, se analizaron muestras sanguíneas para evaluar biomarcadores asociados a fragilidad. Los resultados mostraron mejoras significativas tras la intervención, confirmando que el ejercicio no solo fortalece músculos sino también modula procesos biológicos relacionados con el envejecimiento.
El envejecimiento poblacional presenta un desafío para sistemas socioeconómicos y sanitarios. La creciente proporción de personas mayores requiere investigaciones como esta para guiar políticas sobre envejecimiento saludable.
El proyecto comenzó en 2018 por el grupo EXER-GENUD y continuó con intervenciones en residencias desde enero de 2020. A pesar de las interrupciones causadas por la pandemia, este esfuerzo colaborativo ha dado lugar a importantes hallazgos sobre cómo mejorar la calidad de vida entre los ancianos.
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 19 | Número total de participantes en el estudio |
| 12 | Número de participantes que completaron el programa |
| 3 | Duración del programa de entrenamiento (meses) |
| 2 | Frecuencia del entrenamiento (veces por semana) |
| 20-45 | Tiempo de las sesiones (minutos) |
Sí, varios equipos de investigación han confirmado que el ejercicio físico no solo es beneficioso en edades avanzadas, sino que puede transformar la vida incluso en personas centenarias.
Los participantes realizaron un programa de entrenamiento de fuerza con pesas y su propio peso corporal, dos veces por semana, comenzando con sesiones de 20 minutos y llegando hasta los 40-45 minutos.
El estudio incluyó a 19 personas centenarias, de las cuales 12 completaron el programa de entrenamiento y el resto formó parte del grupo control.
El grupo que realizó la intervención mejoró significativamente en todas las escalas de fragilidad y capacidad funcional, además de mostrar cambios positivos en biomarcadores asociados a fragilidad.
Los resultados se reflejaron en la vida diaria, permitiendo a algunos participantes recuperar autonomía y realizar actividades cotidianas sin ayuda, como levantarse o ir al baño por sí solos.
El envejecimiento de la población supone un reto para el sistema socio-económico y sanitario. Este tipo de estudios ayudan a tomar decisiones informadas sobre cómo mejorar la calidad de vida en las personas mayores.