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Los trastornos digestivos destacan por afectar en gran medida a la calidad de vida de los pacientes

lunes 11 de mayo de 2015, 20:43h

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Los test de intolerancia alimentaria basados en análisis de sangre no son útiles para el diagnóstico de trastornos funcionales digestivos
  • Las estimaciones de prevalencia de la intolerancia a los alimentos varían de un 2% al 20% de la población.
  • Las intolerancias más frecuentes son a la lactosa, la fructosa y al gluten. Las intolerancias deber ser diagnosticadas tras su valoración por un especialista del Aparato Digestivo, que son los expertos en trastornos funcionales.
  • Los test de intolerancia a través de análisis de sangre determinan anticuerpos IgG de determinados alimentos.
  • Según los expertos de la SEPD (Sociedad Española de Patología Digestiva), es muy importante diagnosticar la intolerancia alimentaria para su correcto tratamiento.

Las reacciones adversas a los alimentos son episodios frecuentes en la
población. Se calcula que, al menos, el 20% de la población sufrirá alguna, una vez en la vida.
Hoy, la preocupación de la sociedad, en general, por las intolerancias alimentarias va en
aumento, y prolifera la oferta de test genéricos de intolerancia alimentaria que buscan
detectarlas y, según los resultados obtenidos, tratar enfermedades muy diversas: desde la
migraña o los trastornos por déficit de atención hasta la fibromialgia. Entre éstas destacan los
trastornos funcionales digestivos por su alta prevalencia y por afectar en gran medida a la
calidad de vida de los pacientes. Además, la ausencia de una única causa conocida de estos
trastornos ha propiciado la aparición de supuestos orígenes que en el momento actual no han
podido ser demostrados.

Sin embargo, los expertos de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) consideran
que no existe suficiente evidencia científica para avalar la eficiencia de estos test basados en
un análisis de sangre. Este tema de máxima actualidad será analizado en profundidad en el
Simposio Satélite sobre enfermedad celíaca y otras intolerancias alimentarias que tendrá lugar
en el LXXIV Congreso Anual de la SEPD, que se celebra en el marco de la Semana de las
Enfermedades Digestivas (SED), del 13 al 15 de junio en Sevilla.

El Dr. Ángel Álvarez Sánchez, especialista del Aparato Digestivo de la Unidad de Trastornos
Funcionales del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro de la Sociedad Española de
Patología Digestiva (SEPD), que presentará la ponencia ¿Cómo se diagnostican las intolerancias
alimentarias? ¿Sirven los test de intolerancia?, explica que “las intolerancias son bien
conocidas y existen pruebas estándar para su detección como son los tests de aliento, la
detección de anticuerpos específicos en sangre, como los utilizados en el diagnóstico de la
enfermedad celíaca, o la biopsia intestinal, sin embargo, apunta a que el uso de los test de
intolerancia alimentaria para determinar otras enfermedades presuntamente asociadas
carecen de base científica que los avalen”.

Los test que están apareciendo en los últimos años, que se publicitan como de intolerancia,
son capaces de detectar el rastro de más de 150 alimentos, basándose en pruebas de
citotoxicidad alimentaria a través de un análisis de sangre. Estos análisis determinan cómo
reaccionan los anticuerpos del paciente ante determinadas sustancias-proteínas presentes en
los alimentos. El Dr. Álvarez aclara que “la presencia de este tipo de anticuerpos IgG en la
sangre prueba la existencia de contacto con un determinado alimento, pero no su intolerancia,
para ello son necesarias otras pruebas que pueden ser sencillas como introducir o retirar un
alimento en la dieta o más complejas como la biopsia”.

Los resultados de estos test pueden dar lugar a resultados confusos o a la recomendación de
dietas ineficaces y pueden retrasar el diagnóstico y el tratamiento adecuado de enfermedades
que en ocasiones pueden ser severas. Además en determinadas ocasiones, se utilizan para el
diagnóstico y tratamiento de patologías en las que no se ha demostrado la participación del
sistema inmunitario. Por todo ello, los expertos de la Sociedad Española de Patología Digestiva
(SEPD) desaconsejan el uso de estos test en la evaluación de las intolerancias y, sobre todo, en
tratamientos de enfermedades presuntamente asociadas a la alimentación.

Alergia e intolerancia, dos mecanismos de acción diferentes
Los trastornos funcionales digestivos (dispepsia funcional, síndrome de intestino irritable o
distensión abdominal funcional, entre otros) son enfermedades muy frecuentes cuya causa o
causas todavía no son muy bien conocidas. Los tratamientos de estos trastornos están muy
estandarizados y es aconsejable que sean valorados por los especialistas del Aparato Digestivo.
Desde este punto de vista, para comprender qué es y cómo diagnosticar una intolerancia
alimentaria se debe distinguir entre alergia e intolerancia y cómo afectan éstas al organismo.
Los individuos con alergia presentan una reacción adversa o respuesta alterada del sistema
inmunitario ante la ingestión, contacto o inhalación de un alimento, o a un componente del
mismo. El cuerpo desarrolla, entonces, "anticuerpos" llamados inmunoglobulinas E (IgE). Para
que se produzca esta IgE, la persona debe haberlo ingerido antes en alguna ocasión (fase de
sensibilización), aunque no lo recuerde. Las alergias pueden tener consecuencias leves, como
una urticaria, o graves, como el shock anafiláctico. Este tipo de alergias deben ser valoradas
por especialistas en alergias.
En el caso de las intolerancias, ante la ingestión de un alimento o el componente de un
alimento, se produce una reacción adversa del propio metabolismo, sin participación del

sistema inmunológico. En la mayoría de los casos se manifiesta en forma de alteraciones
digestivas, distensión abdominal, diarreas o pérdida de peso al no poder absorber bien los
nutrientes. “Las intolerancias son bien conocidas por los expertos en trastornos funcionales
digestivos”, explica el Dr. Alvarez, y existen pruebas especificas estandarizadas que realizamos
normalmente los especialistas del aparato digestivo”.
Las intolerancias más frecuentes y prevalentes son la intolerancia a la lactosa, la fructosa y el
gluten. La persona intolerante a la lactosa (azúcar de la leche) no produce suficiente cantidad
de enzima específica para digerir la lactosa por lo que no puede metabolizarla. La intolerancia
al gluten o enfermedad celiaca, provoca una inadecuada absorción del gluten, proteína
presente en muchos cereales como el trigo, el centeno, la cebada y la avena. También son
frecuentes la intolerancia a edulcorantes como la fructosa o el sorbitol a algunos aditivos
utilizados en la conservación de alimentos.
Para detectar estas intolerancias se utilizan tres tipos de pruebas: test de aliento específico,
detección de anticuerpos, pruebas endoscópicas o biopsias intestinales. “Más allá de las
intolerancias clásicas, los expertos no tenemos evidencia científica de que los test de
intolerancia a través de análisis de sangre con detección de anticuerpos tipo IgG específicos
sean eficientes”, explica el Dr. Alvarez.
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